Debido a su geografía y a la dependencia de los automóviles como medio de transporte principal, la ciudad sufre de una severa contaminación atmosférica en forma de smog. El aire de la Cuenca de Los Ángeles y el Valle de San Fernando es suceptible a la inversión térmica que retiene los gases de automóviles, y de motores diésel de camiones, barcos y locomotoras, como también de industrias y otras fuentes.
A diferencia de otras ciudades que cuentan con lluvias que eliminan el smog, Los Ángeles sólo recibe 381 mm de lluvia cada año, por lo que la contaminación suele acumularse durante varios días.
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